Reclama Zedillo inmunidad a una corte de EU por matanza en Acteal
Miriam se la pasó  jugando con su pista Hot Wheels durante toda la mañana. Para Adán y su  abuelo fue una sorpresa mucho menos incómoda de lo que se habían  imaginado iba a ser.
-¿Te gustó lo que te trajeron los reyes?- le preguntó su abuelo
- No, me gustó lo que me trajeron tú y Adán y la abuela.
El  abuelo se desconcertó por el ingenioso golpe mental arrojado por su  nieta. Fue ella quien le rompió la estimulante ilusión del juego de los  reyes magos y no al revés.
Antes de que  Adán decidiera encerrarse en su cuarto con su computadora, y que su  viejo esposo José se quedara viendo la tele, la abuela sacó del  refrigerador la rosca de reyes comprada en la panadería el día  anterior.  Pidió a todos se sentaran a la mesa y cortaran un pedazo de  la rosca, cuyo tamaño proveyó de dos piezas para su viejo, dos para  Adán, dos para ella y uno para Miriam, a quien siempre le daban el  pedazo con más fruta cristalizada. De la pequeña rosca salieron dos  muñecos, el primero le salió al abuelo, y todos le aplaudieron.
-Te tocan los tamales viejo- le dijo su esposa.
- Yo pongo el dinero, pero me ayudas a hacerlos Lupita.
El segundo muñeco le salió a Miriam.
-Bueno-dijo José- ya encontramos quien nos va a ayudar a preparar el atole.
Al terminar la  rosca, Adán se fue a su cuarto y el abuelo se quedó viendo la tele en  la sala. La abuela se metió a su cuarto y se puso a leer el libro que  Adán le sacó de la biblioteca antes de suspender labores por vacaciones.  Le quedaba sólo el fin de semana para terminar de leerlo y devolverlo a  la biblioteca. Miriam regresó a jugar con su pista Hot Wheels y se dio  cuenta del aburrido modelo de carro incluido en el juego.
En la noche  toda la familia se puso a ver Kung Fu Panda 2. Sonaron algunos cohetes.  Hasta ese momento Adán se dio cuenta de la ausencia de Miriam en la  escuela ese día, y pensó en la inmunidad de los niños para disfrutar de  sus juguetes el 6 de Enero.