Adán llegó justo a tiempo para la cena. Sus abuelos y Miriam estaban casi terminando su leche y su pan. Un mes de Adán en la computadora y saliendo a ver a sus amigos sin traer beneficio ya habían irritado al abuelo. La abuela y Miriam terminaron de cenar y se retiraron a sus respectivos cuartos.
- Este fin de semana nos vamos a Cuernavaca, - le dijo el abuelo a Adán- la vamos a pasar en casa de un amigo.
- Bien, se cuidan.
- Tú vienes con nosotros.
Adán se molestó pero fingió no estarlo. Tendría que cancelar la cita con Elizabeth.
- Y no quiero volver a saber que estabas haciendo esas cosas frente a tu hermanita.
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